
Los galgos son una raza canina utilizada desde hace años para la caza en los montes y tierras de la península, especialmente en los de Castilla-La Mancha y Madrid. Estos canes suelen vivir en condiciones miserables, rozando el hambre constante con una pésima alimentación a base de pan duro y agua que les provoca descalcificación incurable en los huesos.
Hacinados en almacenes, camiones y naves industriales sin espacio para correr y sentirse libres; es especialmente conmovedor el caso de las hembras que, continuamente preñadas, observan cómo les arrancan sus cachorros machos al nacer y los alejan para conducirlos a una extinción prematura, mientras ellas aguardan inocentes el momento de salir y correr, poniendo lo mejor de su parte para alcanzar a las presas. Si no hace bien su primera carrera, va a parar a la perrera, a cazadores sin escrúpulos o directamente se le sacrifica.
“Hablamos de perros cuya esperanza de vida no llega a los dos años; perros jóvenes que según sus dueños no valen nada justo después de la cacería. Sus dueños escatiman al máximo y no gastan ni un duro en ellos, ni siquiera en balas para que tengan un final rápido y sin sufrimiento”, afirma Cristina García, presidenta de la Asociación ‘Galgos sin fronteras’ .
Otras asociación, SOS Galgos se fundó para sensibilizar a la opinión pública ante la situación por la que atravesaban los galgos en el único canódromo que queda en Barcelona, el de la Meridiana. Allí 700 galgos viven en pésimas condiciones, hacinados sin higiene ni salubridad. A partir de aquí se dieron cuenta de la cruda realidad del galgo: animales malnutridos, ahorcados, degollados, abandonados, tirados en pozos y cunetas una vez termida la época de caza. Aunque las adopciones son necesarias /en Dinamarca, los galgos se utlizan como terapia para niños autistas, SOS Galgos también intenta solucionar el problema de raíz intentando endurecer la normativa legal a cerca del maltrato animal y promoviendo campañas de educación y sensibilización. Aunque Cataluña es pionera en el resto de España por su avanzada legislación en defensa de los animales de compañía, aún estamos lejos de los niveles de protección alcanzados en el resto de Europa. Una de las labores de esta organización es conseguir mejoras en las leyes españolas, para que los castigos en los actos delictivos relacionados con animales sean más severos.
Leo en el articulo "Suicidados" de Maruja Torres en El País, que la salvaje práctica de la caza con galgos, empezó hace siglos y por decreto real.
Ante esta situación, la cual no constituye ninguna novedad pues lleva años sucediendo en nuestro país, las consejerías de las Comunidades Autónomas se sacan de encima la responsabilidad que supone el control legal de estos actos atroces, contra los cuales llevan mucho tiempo luchando las protectoras de animales que, sin ningún tipo de subvención ni ayuda estatal, trabajan duro para conseguir que estos holocaustos animales terminen.
Fuentes: Rocío Gómez Robles , Galgos sin Fronteras y SOS Galgos
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