miércoles, 23 de abril de 2008

Ceguera y visión


"Mi camino me lleva a Tíbet" es un viaje más allá de nuestras fronteras y de nuestros prejuicios. Su autora, Sabriye Tenberken, es una mujer invidente que ha hecho de su discapacidad, un estímulo para su proyecto de vida. Esta mujer alemana nació en 1970 cerca de Bonn, ciega desde los 12 años, estudió tibetología en la universidad, donde además, había creado su propio sistema de lenguaje braille tibetano, por ello sus pasos se encaminaron hacia Tíbet.
Sabriye se marchó al Tíbet en 1997, junto a una joven tibetana recorrió la zona, actualmente bajo dominio chino, y en su recorrido, descubrió cómo viven los niños y niñas invidentes tibetanos. "En Tíbet hay muchos niños ciegos, debido a los rayos ultravioletas, pero muchos de ellos viven escondidos o atados a la cama ya que son considerados demonios. Los padres se avergüenzan de tener un niño ciego porque piensan que es un castigo por algo que hizo en su vida anterior". Sabriye se planteó el crear una escuela para niños y niñas invidentes tibetanos donde no sólo aprendieran a leer y a escribir, sino también a confiar en sí mismos, donde se les aumentara su autoestima y se les enseñara a sentirse orgullosos. Finalmente el dueño del orfanato de Lhasa y su hija se interesan por el proyecto y ofrecen algunas habitaciones para la instalación de una escuela. Sabriye se puso manos a la obra: tenía que convencer a los padres de los niños invidentes, a las autoridades locales, que no confiaban en una extranjera y además ciega, y tenía que conseguir dinero para financiarlo.
El camino fue duro y surgieron numerosas dificultades por ejemplo Sabriye tuvo que utilizar sus propios ahorros al descubrir un fraude en la administración de sus fondos por parte del orfanato. Pero al mismo tiempo, también recibió mucho apoyo, especialmente de Paul Kronenberg, un amigo holandés, que más tarde se convertiría en su compañero sentimental. Paul y Sabriye tienen previsto que la primera escuela y centro de rehabilitación sea transferidos completamente a sus colaboradores tibetanos. La autora no sólo relata de forma emocionante el nacimiento de su proyecto, sino que entretiene a los lectores con las pequeñas anécdotas sobre la vida diaria de la escuela y las historias de las vidas de sus alumnos. Por otro lado, relata su propia experiencia como ciega y describe las dificultades que ha tenido que afrontar y superar para su atrevida empresa. Sabriye salpica el texto de comentarios y reflexiones sobre la vivencia de su ceguera, sobre su "visión" de la realidad y las cosas, y sobre la percepción "estereotipada y paternalista" que tiene la sociedad de las personas con alguna discapacidad. Con gran inteligencia y sentido del humor, nos descubre que la imaginación, la creatividad y la fuerza interior derriban barreras no sólo físicas sino también, y especialmente, mentales, allá donde va.
El proyecto educativo de la organización de Sabriye Tenberken Braille sin Fronteras ha crecido en Tíbet y se ha expandido al sur de India, donde en breve se abrirá una nueva escuela para niños invidentes. En la actualidad, tienen delegaciones en Holanda y en Alemania.
Mientras tanto, 26 niños aprenden también tibetano, chino e inglés con maestros nativos; hay además lugares de entrenamiento en los que los jóvenes y adultos ciegos reciben formación en diversos oficios. Sabriye Tenberken cuenta su aventura, que tantas veces estuvo a punto de fracasar, con mucho humor y afecto por los tibetanos. Actualmente reside en Lhasa. Sus próximos proyectos, son un centro de formación para adultos ciegos y la construcción de escuelas en Mongolia e India. Mientras, para aquellos que queráis conocer mejor su proyecto podéis consultar su web Braille sin Fronteras

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