
Sabemos que nacer y morir son las experiencias más trascendentes de nuestras vidas y sin embargo, no las controlamos... si eso no lo controlamos, ¿por qué nos devanamos los sesos intentando controlar todo lo demás?. Hay que relajarse, ser humildes y dejar que el orgullo del ego deje de pasarnos factura día si y día también.


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