martes, 20 de mayo de 2008

Entonar para curar


La entonación puede ser una herramienta extraordinaria de alivio del dolor. El sonido nos ayuda a calmar el dolor físico, e incluye el dolor emocional. Los pacientes, con la entonación, están más tranquilos, de mejor humor y se recuperan mucho antes.
La entonación es hacer sonidos vocálicos con el propósito de equilibrarnos. Todo el mundo practica la entonación de forma espontánea. Cuando estamos cansados nos entonamos bostezando, cuando sentimos dolor nos entonamos con un grito o un gemido; la tristeza se expresa con el llanto y la felicidad con la risa.
La entonación utiliza los sonidos no verbales para aumentar el flujo de respiración, equilibrar la energía, liberar la emoción, resolver un trauma pasado y armonizar el sistema cuerpo-mente. Consiguiéndose con todo ello una liberación de la tensión y el estrés y por tanto una mejora de la salud.
El sentirnos libres de hacer sonidos es una parte integrante del funcionamiento saludable. Los sonidos plenamente expresados son mecanismos compensatorios. Un supuesto básico de la entonación es que la libertad de emitir sonidos está directamente relacionada con la libertad de expresión en otras áreas de la vida. En la entonación no hay juicios, errores, reglas, ni bueno ni malo. Es cuestión de dejar libre el cuerpo y dejar que surjan los sonidos.
Explorar sonidos en grupo es una ocasión excelente para escuchar y aprender nuevas posibilidades de entonación. Edgar Cayce hablaba de la importancia de cantar, y fue él quien predijo que la música sería la medicina del futuro. El llamaba "verter el alma" al hecho de cantar. Nuestra sabiduría popular, dice "Quien canta sus males espanta". Cantar las tristezas aligera el alma. La voz humana es nuestro instrumento más poderoso para transmutar el dolor y el sufrimiento en un bienestar radiante.
Precisamente el primer efecto de la entonación y de la terapia vibracional con sonido es una relajación del sistema nervioso, un aquietamiento de la mente, el poder sentir serenidad y paz interior, tranquilizando las emociones, calmando el estrés.
En el Hospital Saint Agnes de Baltimore, los enfermos de la unidad de cuidados intensivos escuchan música clásica. "Media hora de música clásica ha producido el mismo efecto que diez miligramos de Valium" según el doctor Raymond Bahr, director de la unidad coronaria.
La música regula las hormonas del estrés. Los anestesiólogos informan que el nivel de hormonas del estrés en la sangre baja de forma importante en las personas que escuchan música relajante y en algunos casos elimina la necesidad de medicamentos. El Dr. Paul Robertson cita estudios que demuestran que los enfermos que oyen música tranquilizadora durante quince minutos necesitan menos dosis de sedantes y menos anestesia para operaciones muchas veces muy dolorosas.
Se han hecho muchos estudios que demuestran que las personas anestesiadas continúan oyendo, aunque estén inconscientes. Los fármacos anestésicos no afectan a las fibras auditivas, de modo que éstas continúan transmitiendo el sonido. Se debería alientar a los enfermos a escuchar música tranquilizadora y a realizar ejercicios de relajación y meditación en lugar de dar tranquilizantes y otros fármacos que alteran el estado anímico.

Fuente: María Prieto, Músico, naturópata y terapeuta de la voz y el sonido
Articulista de Enbuenasmanos

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