domingo, 29 de marzo de 2009

Comiendo estrés


Si habéis visto freír un filete de carne, seguramente habéis visto como la carne suelta agua y forma espuma en la sartén. Este hecho obedece al estrés sufrido por los animales en el sacrificio. Si el estrés es elevado se desencadenan en el organismo procesos químicos que alteran la composición de la carne. Ahora se vela por la seguridad alimentaria del consumidor, ¿cuándo se velará por la calidad de vida de los animales que salen de su cruel prisión, sufren duras condiciones de transporte y son desangrados vivos, colgados de sus patas traseras con las venas yugulares seccionadas?
"Las condiciones de vida y alimentación de los animales sometidos a los métodos de la ganadería intensiva son crueles, a lo que hay que añadir las pésimas condiciones de transporte (hacinamiento, cansancio, sed, inmovilidad y las horas previas a la matanza (muchos animales presienten su muerte violenta, especialmente los cerdos), lo que provoca en ellos un gran estrés físico y psíquico". Del libro "Carne?, No Gracias" de Frederic Vinyes,
50 billones de animales vivos son transportados cada año. Las rutas de transporte de animales atraviesan todo el globo terráqueo. Normalmente, distan miles de kilómetros por tierra y mar entre el país de origen y el de destino. Durante esos viajes los animales sufren un estrés extremo. Apenas existe alguna especie que escape a este sufrimiento. Los animales acuáticos, y animales de países que no informaron de las cifras de sacrificios, no están incluidos en estas estadísticas. Esta cifra es increíble y representa la suma de muchas tragedias animales individuales. Recientemente, las asociaciones Animals Angels, de Alemania, y ANDA, de España, han denunciado las continuas irregularidades cometidas por cuatro mataderos gallegos (en la imagen de abajo, uno de ellos), que se han convertido "en un auténtico infierno para los animales".
Fuente: 20minutos.es
Comer carne no sólo es comer estrés físico y psíquico, sino comer sufrimiento y contribuir a crearlo. Es sorprendenmente repulsivo e immoral llenar la garganta de trozos de esos animales. No es necesario comerse tanto dolor para disfrutar de una buena mesa.

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