
"(..) el sistema financiero retribuye a esa élite por su avaricia y falta de escrúpulos. (...) En las escuelas de negocios tu talento lo vuelven avaricia. Son como aspiradoras de inteligencia, ilusión y juventud que devuelven a la sociedad tipos engreídos, cínicos y ajenos al bienestar colectivo (...) se nos educa con incentivos perversos (...) han sido intoxicados por una educación de necio que les ha hecho confundir el valor con el precio. Miden su éxito por el número de ceros de su bonus, ignorando que el principio de placer en la vida no es cuantificable. En la vida puedes maximizar el placer sin maximizar el beneficio...Y eso sí que es ganar."
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