sábado, 20 de abril de 2013

Caracol no salgas al sol

Hay un colectivo especialmente indignado, ahora que el sol y el buen tiempo llegan a nuestras tierras y cuya voz los medios de comunicación no recogen:  los caracoles. En España se consumen 14.000 toneladas de caracoles al año, siendo el segundo importador de caracoles después de Francia. No es, pues, un pais acogedor para millones de caracoles: en nuestros mercados se pueden encontrar en todos los estados: vivos, precocidos, congelados, en conserva o en lata. Una simple receta, de las miles que se pueden leer en Internet,  supone tenerlos en ayunas varios días y ahogarlos en agua y sal varias veces, cocerlos vivos a fuego lento para obligarlos a salir de la cáscara y a los supervivientes que superen estas terribles pruebas les espera en el filo de la olla un cruel rastro de jugo de limón para impedir que salgan. No hay escapatoria: cuando ya ninguno se mueve, el fuego fuerte de 30 minutos termina la faena. 
Los caracoles tienen sistema nervioso como todos los seres sensibles...que no griten ni se quejen no significa que no sufran. La helicicultura es otra forma políticamente correcta de explotar y masacrar caracoles. A los que se lucran con ello, los que los cocinan y consumen, les haría bien recordar la ley del karma: quizá algún día renacerán caracoles y lucharán para salir de una de esas ollas. 

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