domingo, 14 de abril de 2013

Demasiada leche, demasiada crueldad

Este es un mapa del consumo de leche en todo el mundo: cuanto más profundidad de azul, mayor consumo. Es un mapa de la extensión de la crueldad, pues la leche es un producto cruel: millones de vacas llevan a sus bebés dentro de ellas, nueves meses como nosotros, y son separadas de sus terneros nada más nacer. Luego son sometidas a un proceso interminable de lactancia a una máquina y nuevo embarazo para luego terminar en el matadero. Es un círculo vicioso: cuanto más lácteos se consumen, más crueldad se genera.  No existen las imágenes de vacas felices que la industria vende: la vaca que ríe, más bien llora. Si se consumen productos lácteos, se financia la industria; si se eliminan los lácteos, se elimina una proporción importantísima de crueldad en la dieta. Las alternativas son mucho más ricas, como la leche de almendra, arroz, avena y de soja, que también pueden está reforzadas con calcio y que aunque un poco más caras, demuestran que la compasión bien merece la pena.

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