
Todo el mundo habla de la crisis...Como los Supertramp nos preguntamos: Crisis? Qué Crisis? ¿La de unos cuantos banqueros que han especulado y engañado y que encima los gobiernos les ofrecen una red de apoyo...con nuestros impuestos?. Eso no es una crisis: es un escándalo y una vergüenza. Lección para nuestros hijos: Cuanto más robas y más arriba estás en la escala social, no sólo no recibes castigo sino que encima van y te premian.
Vamos a dedicar un par de entradas a comentar algunas crisis de las que no se habla. Empecemos por la más flagrante y vergonzosa, esa que ya no es titular:
La crisis alimentaria de millones de personas a las que ya les costaba acceder a los alimentos y que ahora se morirán directamente de inanición por no poder pagar el precio impuesto por el mercado occidental. Esa impresionante concentración del poder alimentario en manos de unas pocas empresas multinacionales que han convertido los alimentos, no en un derecho básico de la persona, sino en simples mercaderías. Esa concentración agravada a través del control de las materias primas en la producción, el comercio y más recientemente a través del control de las semillas y de la biotecnología que ha provocado el empobrecimiento de buena parte de la población, el ascenso galopante de los precios agrícolas, la pérdida de biodiversidad con la generación de nuevos desequilibrios en los ecosistemas, la exclusión social de habitantes rurales y pequeños campesinos y la pérdida de la agricultura campesina.
Sin embargo, para que no se diga que en la Sopa somos criticos pero no constructivos os pongo algunas de las medidas que el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional, una ONG de investigación y cooperación sobre mundo agrícola español e internacional, ha apuntado para los gobiernos ante esta crisis:
- Poner freno a los movimientos especulativos de alimentos a través de un papel más activo en la estabilización de precios, la regulación y la gestión de los mercados.
- Promover la puesta en práctica de redes de seguridad y sistemas públicos de distribución de alimentos para las poblaciones más vulnerables
- Poner coto a la desigualdad de distribución de los beneficios en las cadenas de valor que perjudican a la agricultura campesina en favor de las grandes empresas.
- Excluir a los alimentos de las reglas de liberalización del comercio promovidas en el seno de la OMC.
- Regular la caza y la pesca a mínimos en beneficio de una gestión sostenible de los recursos.
- Fomentar la agroecología y la cooperación internacional.
- Favorecer los programas de lucha contra el hambre y sensibilizar a la sociedad acerca de su necesidad.
Todas estas recomendaciones y consideraciones las recoge en un manifiesto que podéis leer completo aquí.
Fuente: Canal Solidario
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